martes, 12 de junio de 2018

ARTICULO


Como intervenir nuestra realidad a través del Currículo Educativo

        
          Doctorantes

ü  MSc. Euro Rincón
ü  MSc. Luis Garcias Seijas
ü  MSc. Domingo Pérez
ü  MSc. Ana Hidalgo
ü  MSc. Erika Valero


TUTOR: Dra. Carmen Jara


       Cuando abordamos el tema del currículo en los diferentes niveles y modalidades del Sistema Educativo, es necesario pasearse por los diferentes factores que han incidido en su formulación como currículo, pero también es necesario ubicarnos en el escenario donde nos desenvolvemos como docentes, en la mayoría de los casos estos currículos han sido formulados bajo una realidades, pero la evolución de la sociedad hacen que esos currículos sean obsoletos al aplicarlos. De allí que el docente juega un papel fundamental pues sobre sus hombros descansa la tarea de planificar contenidos conforme a las políticas educativas vigentes, a su vez que esa planificación este acorde a la realidad donde se suscribe los educandos.
            En el caso de nuestro estado Apure, están evidenciados los problemas que azotan nuestra sociedad, drogas, violencia, delincuencia, embarazos en adolescentes, entre otros, problemáticas que son nuevas para nosotros, por esto, que es en las escuelas donde debe atacarse esta problemática, cambiando la visión  educativa, sustituyendo la educación tradicional por una educación para la vida, en donde, nuestros jóvenes reciban las herramientas necesarias para convivir en esta era globalizada. El docente, no sólo debe poseer conocimientos en el área que ejerza, y la pedagogía para transmitirlos, sino, capacidades que le permitan lograr un aprendizaje significativo en sus estudiantes y prepararlos para la vida, formándolos como seres humanos productivos, conscientes y virtuosos.
            Entre estas capacidades se encuentran el autoconocimiento, la autonomía y la autorregulación, puesto que, el docente debe estar consciente de él mismo, respetarse, y aceptarse, siendo a la vez autónomo, tomando en cuenta los sentimientos de sus alumnos en las decisiones a tomar y finalmente, tener capacidad para dirigir su propia conducta, sin dejarse llevar por emociones negativas que puedan perjudicar a sus alumnos. Se trata de una nueva visión que exige docente un viraje de su papel como centro de la clase, como único conductor y evaluador del proceso de aula, hacia una nueva actitud más facilitadora y no por eso menos exigente. Se trata de una visión del proceso de aprendizaje que considera el acervo cultural del individuo que aprende, que no lo desconoce en su diversidad y que por tanto acepta y da validez a las construcciones que realiza el educando, pues se basa en el reconocimiento de su dignidad y sus producciones.
            Hemos observado que las reforma educativa que se impulsa propone un cambio fundamental al sustituir el ya conocido y agotado “objetivo dado, objetivo evaluado” por la elaboración de proyectos de aula y de escuela, dando un giro, por lo demás muy necesario, al aprendizaje centrado en el maestro y en la consabida copia, dictado, cuestionarios y ejercicios de atención hacia otro aprendizaje que depende más de los propósitos planteados por maestros y alumnos. Esta visión necesita de un docente activo y generador de participación, por una parte, pues ya no se trata de impartir conocimientos sino de producirlos a partir del contacto con los contenidos y experiencias necesarias en función de los propósitos planteados en el proyecto, que es a su vez el resultado de una elaboración colectiva, donde la conversación y la aplicación de metodologías participativas juega un papel fundamental.
           


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